Si bien este parecía ser el futuro de Yes en 1980 con la salida del vocalista y uno de sus elementos más característicos: Jon Anderson, además del llamado mago de los teclados, Rick Wakeman que le habían dado al nombre de Yes un lugar en la escena del rock de los setenta, podría haberse pensado que de continuar serian reemplazados por dos imitadores o músicos con escasa experiencia que no opacarán a los tres músicos principales. Sin embargo, en un gesto de visión y apertura, la elección fueron dos talentosos músicos que si bien jóvenes, con una importante trayectoria dentro de la música más comercial, que de algún modo anticipaba las nuevas tendencias emergentes en la música, con un importante logro en la escena del mercado comercial británico como lo fueron los Buggles: Trevor Horn y Geoff Downes, quienes llegan a colaborar en la composición y producción de su álbum en estudio de igual a igual a estos tres próceres del rock británico. Y es que cuando se hace música y se desea continuar estando vigente, también es necesario estar dispuesto a aprender de otros, y es en ese momento en que el ego personal, pese a toda la trayectoria o el éxito que pudo haberse alcanzado, debe ponerse bajo control y permitir que la experiencia y el talento de otros pueda enseñarnos, pese a lo difícil que esto puede ser para muchos.
La entrada en el estudio de estos dos nuevos elementos cambio completamente la química y articulación de la banda, donde los pasajes melódicos y cuasi-misticos fueron reemplazados por el sonido más frío, simple y electrónico de los Buggles. Esto sumado a una reafirmación de sonidos más pesados y dinámicos que difícilmente encontraron su lugar en Tormato de 1978, aquí se muestran de manera prístina y desbordante, como lo es la marcial entrada e Machine Messiah, o el vertiginoso Tempus Fugit, los cuales nos mostraban a una banda revitalizada en sus convicciones a la vez que reinventando lo que pudo haber sido el rock progresivo para la década ochenta.
El gran interés de este periodo de la banda concite en la contradicción de tener dos fuerzas moviendondose a la vez que buscando conciliarse dentro de la banda, pro un lado, los nuevos sonidos electronicos y metálicos aportando nuevas texturas a la vez que velocidad a la música, y por otro el intento soslayado de no perder el viejo nicho de fans del progresivo tratando de soslayar el hecho de que Trevor Horn no era Jon Anderson ni Geoff Downes no era Rick Wakeman. y esto queda en evidencia al intentar soslayar la fina voz de Trevor entre los permanentes coros unísonos de Chris y Steve, que a ratos nos hacen confundirnos y hacer pensar algunos que es Jon quien canta. Lo mismo que las entradas de Geoff en Machinne Messiah. Sin embargo, en el caso de Geoff, por difícil que me resulte decirlo, suena más coordinado y funcional al caos que había significado conciliar a los Teclados de Rick y las guitarras de Steve en Tormato. En estudio, el resultado de Drama fue superior, justamente al haberse deshecho de la pugnas de protagonismo dentro del campamento de Yes, y estar todos coordinado bajo la dirección de Trevor Horn y Chris Squire.
Lamentablemente la gira ya presupuestada el año anterior, habia agotado boletos bajo el desconocimiento de un nuevo álbum a la venta con una nueva alineación, y con la convicción de mostrar a esta nueva alineación como heredera legitima del nombre de Yes, se propusieron interpretar todos sus viejos clásicos y con los mismos arreglos de las giras anteriores, y el resultado fue simplemente bochornoso. No solo la deficiencias vocales de Trevor quedaron expuestas tratando de alcanzar el tono del registro de Jon, sino que también Geoff se ve sobrepasado en los teclados al tratar de interpretar las complejas piezas de Rick, dando como resultado la impresión de ver a un niño leyendo las notas por primera vez sobre la partitura. Por Suerte en Estados Unidos, la reacción más adversa fue algunos refunfuñados fans al salir, pero el general logrando pasar la prueba. El desastre llego como un balde de agua fría al pisar el frío suelo británico, con la reacción grosera y desmesurada por parte de la audiencia de gritos, silbidos reclamando por la ausencia de Jon y Rick, y hasta en algunos conciertos donde se arrojaron botellas sobre el escenario, con un Chris notoriamente ebrio, tratando de cubrir las voz de un Trevor completamente disfonico.
El ultimo Concierto de Yes sería ese mismo invierno en Londres unos días antes de navidad, con la incertidumbre de lo que vendría, por lo que a nadie extrañaría el Anuncio de Chris y Steve de la disolución de la banda un mes después.
Un registro de excelente calidad, remasterizado bellamente por Lestat a partir de las celebres cintas registradas por Dan Lampinsky, la cual no debemos confundir con la que podemos encontrar desde hace ya algún tiempo en otros blogs o tiendas de bootleg en menor calidad. Tenemos aquí una toma mucho mas limpia y con mayor profundidad de sonido, donde me he dado el trabajo de crear un artwork alternativo con el trabajo de Nicolas Bouvier y Roger Dean, el cual espero que les guste.
[Vol. 1]
1 – Intro: Young Person’s Guide/Close Encounters 2:42
2 – Does It Really Happen 6:52
3 – Yours Is No Disgrace 10:52
4 – Into the Lens 9:05
5 – Steve Howe Solo: Clap 4:45
6 – And You and I 10:21
7 – Go Through This 4:56
8 – Geoff Downes Solo: Man in a White Car (Suite) 7:00
9 – Parallels 6:09
10 – We Can Fly From Here 6:16
[Vol. 2]
1 – Tempus Fugit 6:34
2 – Chris Squire Solo: The Fish/Amazing Grace 9:52
3 – Machine Messiah 11:31
4 – Starship Trooper 12:46
5 – Roundabout 9:02